3.3.17

"Seguir innovando, que es de lo que no se habla, es el reto" V. González (Next Limit)

“Los programas I+D no acaban de funcionar porque la innovación en 1 o 2 años es difícil. Con el sistema político actual es complicado ver más allá de 4 años.”
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.Hace menos de una semana se entregaban los Oscar y hay un español que sabe muy bien de esto. Hablamos de Víctor González, Ingeniero Naval por la Universidad Politécnica de Madrid, y fundador y CEO de Next Limit Technologies, compañía de desarrollo de software que se alzó con este galardón en el año 2008.

Next Limit, fundada en 1998 y convertida en referente a nivel internacional, consiguió hacerse con un Premio de la Academia por uno de sus productos estrella, RealFlow, un simulador de fluidos y dinámicas para efectos visuales en 3D, que ha sido utilizado en películas como El señor de los anillos, Ice Age, Matrix, o Charlie y la Fábrica de Chocolate, entre muchas otras, y en series como Juego de Tronos. 

Hablamos con él sobre el éxito de Next Limit y sobre los próximos pasos que tiene pensado dar la compañía.

¿Cómo os atrevéis a lanzaros a un sector tan específico y tan lejano en España en 1997?
Siempre me había apasionado el mundo de los efectos digitales pero me parecía muy lejano. Sin embargo, la idea de negocio surgió como aventura y casualidad. Tuve la suerte de trabajar en una empresa de software llamada REM Infográfica, lo que me permitió entender el negocio, y a través de internet pudimos desarrollarlo desde aquí. Fue el momento adecuado en el lugar adecuado.

¿Os planteasteis trasladaros a EEUU?
Surgieron dudas porque varias empresas americanas se interesaron por nuestra tecnología. Otro habría saltado pero teníamos como referencia una empresa haciéndolo aquí, y dado que el software se puede crear y vender en cualquier sitio, nos pareció viable. 

Fue hacer lo fácil y ver qué sucedía. Tuvimos contacto con Lucasfilm, que nos propuso irnos ellos, pero una cosa era formar parte de una maquinaria enorme, y otra lanzarte a crear tu propio producto, tu aventura. Y a mí me motivaba mucho más la independencia. Fue natural, el día a día, que muchas veces es más fácil de lo que parece. No hay grandes planes ni grandes proyectos. A veces hay que dejarse llevar. 

Entonces es posible hacerlo aquí, no hace falta un Silicon Valley
A menudo nos dicen que deberíamos estar allí. Pero hay tanta agresividad concentrada que es difícil retener talento, y esto sólo se consigue a base de dinero e inversiones. En una zona más aislada pero con talento como España, puede ser más fácil, y el talento se retiene a largo plazo. Nos gusta construir a largo plazo, sin prisa pero sin pausa.  Nosotros somos un ejemplo de que se puede trabajar desde aquí y hay muchos más donde las ideas revolucionarias se han fabricado en casa, desde una conexión a internet. Estar dentro del huracán a veces es complicado, porque tienes que estar dentro del club y jugar sus reglas. Y puedes perder el norte. Hacer el trabajo fuera del ruido, en el silencio monacal, a veces funciona mejor.


¿Cómo está  esta industria de los efectos especiales en España?
En España hay mucho talento, pero ha habido poco desarrollo industrial. Es un mercado que necesita cierta masa crítica; empresas y clientes finales. Ahora hay más tejido industrial, pero en el fondo nosotros pensamos en el mundo entero como cliente. Y esa ha sido nuestra filosofía; hacer productos pensando que nuestro cliente es global.  A nivel país habría que definir objetivos estratégicos y el mundo de lo digital podría ser uno, porque hay interés y gente. 

Hay que decidir en qué somos bueno y dónde queremos apostar. Al final es la misma pregunta que nos hacemos: ¿a qué me dedico? ¿en qué soy bueno? Se necesita empuje a nivel educativo, político y social. Que se vea el emprendimiento como algo positivo para todos. 

¿Qué diferencia vuestro producto? ¿Cómo conseguís que no se haya copiado?
Cuando empezamos éramos muy ingenuos pero teníamos algo innovador. Y eso te da la oportunidad de que te hagan caso y empieces a vender.  19 años después hay competencia, pero si no fuera porque hemos hecho más cosas no estaríamos aquí. La empresa que comenzamos no es la de ahora. 

Hay que seguir innovando, que es de lo que no se habla mucho, y ese es el verdadero reto. Los enemigos de la innovación suelen ser quienes ya han innovado. Insistes en seguir innovando y el sistema lo rechaza. Nosotros lo hemos conseguido haciendo que entre gente nueva con espíritu innovador. Cuesta decir que no a cosas que generan ingresos, pero igual te impiden crecer o hacer eso otro que sí te hará crecer. La start-up es el momento agradable, divertido… no hay nada que perder. Lo difícil es cuando tienes que repetirlo o hacerlo crecer. Tus ventas están estables y tiendes a seguir haciendo lo mismo. Al final buscas escusas para evitar el hecho de que te estás quedando viejo y obsoleto y tienes que hacer algo nuevo porque hay gente mejor ahí fuera. 

¿Qué hacéis para seguir reinventándoos en un mercado tan competitivo?
Es una lucha diaria contra uno mismo, contra el sistema que has creado. A veces me gustaría volver a ser una start-up porque es donde sale innovación pura…. la gente no tiene miedo, y se atreve con cosas radicales. La innovación tiene que estar protegida desde arriba, desde la dirección.

Hay que obligarse a ser start-up siempre,  un modelo continuo de generación de valor. Mantener protocolos de empresa standard y romperlos en otros momentos. Nosotros lo hemos hecho inconscientemente, pero ¿cómo hacerlo de forma más profesional?
Víctor González e Ignacio Vargas, fundadores de Next Limit Technologies
¿Cómo potenciar y favorecer la innovación en nuestro país?
Son muchos factores y es difícil poner mecanismos concretos, es parte de la cultura de la innovación. Y si la dirección general o el CEO no cree en ello vamos mal. Tiene que estar protegido explícitamente. Y eso significa darle de comer aparte y arriesgar. Hay una parte cultural que hay que hacer a nivel de educación… que se sepa que innovar no es pensar un rato, sino algo continuo, y tiene que haber profesionales que ayuden a esa innovación. 

También es importante proteger a la pequeña y mediana empresa. Se habla mucho de la start-up de arranque pero hay que conseguir que se convierta en empresa madura y que ésta siga haciendo de start-up. Los programas I+D no acaban de funcionar porque la innovación en 1 o 2 años es difícil y con el sistema político actual es complicado ver más allá de 4 años. Pero debería haber programas de desarrollo de empresas innovadoras a largo plazo que estén demostrando crecimiento y valor tecnológico.

Muchas veces se gasta el dinero en innovación, pero el dinero no retorna. Tiene que haber una forma de fomentar la innovación más consciente ¿dónde estamos apostando? ¿En qué áreas? ¿Qué empresas? La clave no es que el emprendedor se haga rico sino generar un caldo de cultivo estable para millones de personas, crear valor. Y eso no se puede hacer apoyando a la start-up sólo al principio, ni sólo con dinero, sino tambien con una serie de acciones dirigidas a nutrir a las empresas innovadoras del país que cumplan unos requisitos. Nuestro tejido actual es mucha empresa pequeña, poca grande y casi nada en medio. Es necesario balancear mejor la capacidad innovadora del país y conectar la generación de ideas con la generación de negocio.




I&E Innovación y Emprendimiento en la UPM 
(diciembre 2016)

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